Prohuerta y el colegio Marín se unen en una experiencia educativa al aire libre que combina la acción colectiva y el voluntariado de grandes y chicos

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Prohuerta y el colegio Marín se unen en una experiencia educativa al aire libre que combina la acción colectiva y el voluntariado de grandes y chicos 

La cancha de básquet y el viejo polígono de tiro del colegio sanisidrense seguramente albergan muchos logros deportivos, a lo largo de sus más de cien años de historia,  pero hoy un aula diferente se levanta en las mismas instalaciones, en donde no solo se comparte conocimiento valioso, sino que también se juntan grandes y chicos para compartir una experiencia educativa que va más allá. La participación comunitaria es uno de sus ejes principales que después se lleva a la mesa.

 

 

 

Prohuerta es un programa que con una mirada inclusiva promueve las prácticas productivas agroecológicas para el autoabastecimiento, la educación alimentaria, la promoción de ferias y mercados alternativos.

En este sentido el Colegio Carmen A. de Marín acostumbrado a llevar proyectos educativos con una mirada desde la experiencia como parte del  aprendizaje, vio una oportunidad para ir más allá. 

Las dos instituciones abordaron el proyecto en un  aula al aire libre que propone una actividad educativa un tanto especial, una temperatura ideal marca el día, un sol radiante hace de iluminación y algunas nubes pintan el cielo que enmarcan una vista que deja ver a lo lejos el río.

El entusiasmo de grandes y chicos, inunda el espacio donde se ven enormes y coloridas verduras de temporada pimientos, tomates, berenjenas, zapallitos, zucchinis también se ven grandes y hermosos alcauciles, lechugas de diferentes tipos que se abren como ramilletes.

   

 

Diferentes sectores de la huerta educativa del Colegio C. A. de Marín. FOTO: Nahuel Leto

Una vieja cancha de básquet y el polígono del colegio albergan líneas de diferentes cultivos que van y vienen, es el espacio que el Colegio Marín y el programa Prohuerta destinaron para albergar al espacio educativo. 

Un lugar en donde cada pieza encastra a la perfección un espacio para los plantines y semillas, la zona de producción del compost y el fertilizante, el sector de guarda de materiales, la feria con comida elaborada con productos de la huerta, todo en un marco muy organizado y atendido por las colaboradoras y promotoras del programa. 

Un espacio que sin ser la gran extensión de tierra asombra por ser tan fecundo, tan diverso, y aloje también a dos grupos bien diversos por un lado los alumnos del colegio y por el otro los adultos que concurren al programa, un ejemplo de inclusión sin lugar a dudas. 

 

Alumnos de primaria del Colegio C. A. de Marín. FOTO: Nahuel Leto 

Eduardo Barata es el profesor del colegio que lleva adelante el proyecto de la huerta y cuenta la experiencia desde sus inicios 

- Es un proyecto transversal para el colegio, porque no solamente vienen los alumnos de primaria y secundaria, sino que también vienen los niños y niñas del jardín.

- Nos parece muy importante incorporar esta sana costumbre de sembrar, los chicos de sala de 4 sembraron rúcula y ahora la van a cosechar para llevársela a la casa. – expresa en cuanto a la experiencia con los más chicos

Da la pauta que fueron parte esencial de todo el proceso de la planta, que en breve estará en las mesas de sus casas, en la ensalada o en la pizza

- Que mejor evaluación que esta. – dice lleno de orgullo. 

El entusiasmo se contagia y la experiencia trasciende. 

- Los chicos traen a los padres y esto se extiende a las familias 

Existe un claro objetivo de aprender para replicar la experiencia en sus jardines, en sus patios o en sus balcones. En definitiva cualquier espacio es bueno para tener una huerta.

Grupo de trabajo del programa Prohuerta. FOTO: Nahuel Leto 

- Esto es una maravilla, es fantástico. - Casi en estado de admiración total una señora acota amablemente.

Sus palabras son en referencia a la huerta y el clima de la actividad en conjunto con los chicos y los adultos que asisten a ella.

Recorrer y entender la huerta es muy sencillo de la mano de las promotoras y capacitadoras que se encuentran en los diferentes sectores, Lucila Trussi, Silvia Aslanides y Stella Fagioli se refieren al programa 

- El objetivo es transmitir e intercambiar, apunta a promover la huerta agroecológica, el espacio que nos cede el colegio brinda esta posibilidad de una huerta demostrativa y voluntariada.

- La gente viene porque quiere y le gusta.

El programa descubre un mundo que se vislumbra apasionante, la planificación del programa apunta a la alimentación para todo el año con sus tres procesos siembra, repique y trasplante en una huerta que ahora es auto sustentable.

Mesa de degustación. FOTO: Nahuel Leto 

El momento de la degustación llega sin hacerse esperar, hay para todos los gustos, en el fondo la mesa de las cosas ricas todo hecho con amor y con productos de la huerta, la idea es probar y va de lo salado a lo dulce. 

Más de cien personas comparten el momento, hasta los más chicos pasan por la mesa, la amabilidad florece en un lugar donde el compartir es moneda corriente y no solo de conocimiento sino también de sensaciones, emociones e historias.

El momento de reunión debe de ser retratado todos quieren aparecer en la foto y es así como desde los diferentes sectores se suman al grupo como si de un equipo deportivo se tratara y es que claramente el grupo tiene ese espíritu no por nada estamos en una cancha de basquet.

La idea es replicar la experiencia en otros ámbitos y algunas de las mismas promotoras que participan en el Colegio Marín también llevan adelante el  programa Prohuerta en espacios públicos como Alejandra Igarzabal en este sentido dice

- Llevamos la experiencia a las veredas del bajo de San Isidro cercano al Parque Natural Municipal Ribera Norte y el Vivero Municipal de Plantas Nativas

- Salimos en el libro de la organización inglesa Incredible Edible que cuenta sobre proyectos de huertas urbanas alrededor del mundo. 

- Invitamos a participar a todos los que quieran todos los miércoles a las 17:30hs.

Claramente la experiencia desde todos sus puntos de vista invita a la participación y contagia entusiasmo. 


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